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Cuando las ordenanzas se incumplen, se debilita la ley

El 25 de septiembre de 2017 el Honorable Concejo Deliberante de Mercedes sancionó por unanimidad la Ordenanza 7954, que declaró a todo el Partido de Mercedes como “Territorio libre de pirotecnia sonora”. La norma prohíbe expresamente la comercialización, tenencia, uso, manipulación, depósito, circulación y transporte de elementos de pirotecnia con efecto audible o sonoro.

Además, establece sanciones claras: decomiso de los artículos pirotécnicos, multas de hasta 500 módulos y, en algunos casos, clausura de hasta 90 días. El artículo 3 de la ordenanza también obliga al Ejecutivo municipal a llevar adelante campañas de educación y difusión sobre los riesgos de la pirotecnia sonora.

Sin embargo, lo vivido ayer en el marco del Día del Estudiante demuestra que la ordenanza no se está cumpliendo. Se utilizaron elementos prohibidos, y lo que es más preocupante: las propias autoridades, en lugar de garantizar su cumplimiento, terminaron avalando —con silencio o con gestos— el incumplimiento de la norma.

Esto abre un interrogante central: ¿para qué sancionamos ordenanzas si luego no se hacen cumplir? Hoy es la 7954, mañana puede ser cualquier otra. Si las normas municipales quedan en letra muerta, no solo se afecta la convivencia, también se debilita la autoridad del Concejo Deliberante y la confianza de los vecinos en sus instituciones.

Vecinos expresaron su malestar en redes sociales. Personas con autismo, ex combatientes de Malvinas, adultos mayores y familias con mascotas sufrieron las consecuencias. No hablamos de un simple “ruido”: hablamos de derechos vulnerados y de un Estado ausente en su deber de controlar.

Por eso, desde Vecinos por Mercedes consideramos fundamental que el Concejo Deliberante exija explicaciones al Departamento Ejecutivo:

¿Qué medidas tomó para prevenir y controlar el uso de pirotecnia sonora?

¿Cuántos operativos de decomiso se realizaron?

¿Qué sanciones se aplicaron a los responsables?

No alcanza con aprobar ordenanzas “para la foto”. El desafío es garantizar su cumplimiento. Porque ordenar la ciudad empieza por cumplir las reglas que nosotros mismos nos damos.

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